Un joven ejecutivo se marchaba de la oficina a las 7 de la tarde, cuando vio al presidente de la empresa frente a la destructora de papeles, con un papel en su mano.
- Perdona -, le dijo el presidente al ejecutivo, - Es asunto de vida o muerte, y mi secretaria ya se ha ido. ¿Puedes hacer que este aparato funcione? -
- Claro -, contestó el joven. Puso la máquina en marcha, insertó el papel, y presionó el botón de "comenzar". -Ya está - Añadió el ejecutivo con cara de satisfacción.
- ¡Excelente, excelente! -, dijo el presidente cuando el papel empezó a desaparecer dentro de la máquina. - Sólo necesito una copia. -
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